La economía de Andorra, uno de los países más pequeños del mundo, se adapta a los cambios que ha traído consigo la pandemia de COVID-19, no solo en cuanto a digitalización y diversificación, sino también respecto al desarrollo sustentable y la lucha contra el cambio climático.
En 2020 se aprobó el ingreso de Andorra como miembro del Fondo Monetario Internacional (FMI), con lo cual obtuvo acceso a recursos adicionales para la gestión de su economía. Gracias a ello, ha podido trabajar en iniciativas y proyectos en materia de sostenibilidad, innovación y respeto por el medio ambiente.
Dentro de los trabajos que el Principado lleva a cabo con ese objetivo se encuentra su candidatura a obtener el reconocimiento de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) como el primer país considerado íntegramente como Reserva de la Biósfera.
En materia legislativa, Andorra aprobó una Ley de Transición Energética, así como un fondo verde y una tasa de hidrocarburos para impulsar iniciativas de mitigación y adaptación al cambio climático. Mediante su estrategia nacional se ha comprometido a reducir su emisión de gases de efecto invernadero en un mínimo de 37% para el año 2030.
De la mano con lo anterior, los proyectos de transformación digital y estrategias de innovación que Andorra está llevando a cabo para atraer a nuevos profesionales y nómadas digitales, junto con las oportunidades de negocio que ofrece y la alta calidad de vida.
Dentro de su plan de recuperación post pandemia, Andorra trabaja en el proyecto Horizon 23, una hoja de ruta integral respaldada por 80 millones de euros de fondos públicos, cuyo fin de acelerar la diversificación económica en campos como la tecnología financiera, tecnología deportiva, biotecnología, y deportes electrónicos.
Andorra es un principado independiente cuya población ronda los 78,000 habitantes, y abarca un área de 181 millas cuadradas en medio de la frontera entre España y Francia. Una de sus principales actividades económicas es el turismo, ya que antes de la pandemia recibía más de ocho millones de visitantes al año.
El gran momento por el cual atraviesa en términos de sostenibilidad, innovación y transformación económica, así como su calidad de vida y alto nivel de estilo, han posicionado a Andorra como un referente que marca el camino a seguir, y le ha valido ser invitado a participar en eventos internacionales como el Design Week Marbella.