Turismo sostenible toma el mando del sector

Turismo sostenible toma el mando del sector

En 2022 las fronteras mundiales se abrieron después de un prolongado cierre. En lugar de dirigirse a destinos turísticos populares, los turistas buscarán proteger el planeta al preferir experiencias auténticas en pueblos remotos, rutas naturales y gastronomía local. La sostenibilidad se ha convertido sin duda en la tendencia en el sector del turismo.

Viajar de forma más ecológica es esencial a medida que las empresas y los consumidores muestran mayor dedicación en cuanto a la reducción de emisiones de carbono. En ese sentido, diversos estudios han apuntado a que viajar en tren puede reducir la huella hasta un 90% en comparación con volar la misma distancia, por ello el turismo local o doméstico se ha convertido en una gran opción para el sector.

Los itinerarios híbridos no solo son más respetuosos con el medioambiente, sino que hacen que llegar del punto A al B, o del B al A, forme parte de la aventura. Para citar un caso, una forma más ecológica de explorar Europa es cambiar un boleto de avión de corta distancia por un viaje en tren.

En abril de 2022, el informe de Viajes Sostenibles de Booking.com mostró que el 71% de viajeros buscará esforzarse más para viajar de forma más sostenible, lo que representa un aumento del 10% con respecto al año anterior, con un 38% que busca activamente información sobre los esfuerzos de sostenibilidad de una propiedad antes de reservar.

Por su parte, el estudio de Viajes Sostenibles de Expedia Group 2022, muestra que el 69% de los encuestados asocia los viajes sostenibles con disminuir el impacto medioambiental. El 66% cree que eso significa apoyar las economías locales, el 65% piensa que se trata de apoyar la cultura y las comunidades locales, mientras que más de la mitad cree que está relacionado con visitar destinos menos conocidos.

En el caso de México, esta tendencia se manifiesta en un mayor número de visitas a lugares como pueblos mágicos, montañas, zonas rurales y hoteles dentro de la misma ciudad donde reside el turista. Esto se debe a que buscan vivir experiencias únicas que les permitan escapar de la monotonía y sentirse fuera de su hogar.

El vínculo automático que suelen establecer los turistas entre las comunidades locales y el patrimonio cultural tradicional está justificado en la mayoría de los casos, aunque no todas las experiencias locales, pueden ser representativas de la cultura local.

El turismo de comunidad, el cual se puede traducir en un crecimiento en el interés hacia la comunidad de cada sitio, permite que las personas experimenten los destinos desde la percepción de los locales. Les otorga conocimiento real sobre su cultura, gastronomía y diversión, experiencias locales muy valoradas por los consumidores.

Según el documento presentado por Booking.com, el 25% estaría dispuesto a pagar más por las actividades de viaje para asegurarse de que están retribuyendo a las comunidades locales, mientras que el 27% quiere aprender activamente sobre los valores culturales y las tradiciones locales de su destino antes de viajar.

Queda claro que en 2023 la industria turística deberá reimaginar su sector, respetando los deseos de sus consumidores y buscar formas únicas para atraer clientes, siempre anteponiendo los principios de sostenibilidad que más allá de una tendencia se han convertido en una realidad para el sector.

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Destinos turísticos del Mediterráneo marcan ruta hacia la sostenibilidad

Destinos turísticos

México, 26 junio.- Las islas, archipiélagos y otros territorios con acceso al mar Mediterráneo siempre han atraído a los viajeros aficionados al turismo costero gracias al clima soleado y a las numerosas playas paradisíacas.

Sin embargo, desde hace unos años, la región ha decidido vincular el turismo costero con la sustentabilidad, que suponga la protección del entorno y la redistribución de los ingresos económicos de forma equitativa.

Los destinos turísticos del Mediterráneo se han comprometido con una estrategia de crecimiento con la elaboración del Plan de Acción para la protección y el desarrollo de la cuenca del Mediterráneo (PAM) que integra los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) definidos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para encontrar un equilibrio para 2030.

Su función es definir una estrategia de desarrollo sostenible del territorio fijando objetivos de preservación del medio ambiente y del desarrollo económico, social, cultural y turístico de los destinos, que garantice el equilibrio territorial.

Entre dichas medidas, los países que comprenden el Mediterráneo implementarán medidas para producir un impacto significativo sobre la calidad del aire, del agua, de la salud y la cultura, pero también para descarbonizar el transporte aéreo, reducir la huella ambiental de los cruceros e impactar en las emisiones de CO2 en los próximos años.

En ese sentido, la preocupación de los países del Mediterráneo por la conservación del ambiente no es nueva, ya que desde 2019, dichos destinos han reducido significativamente sus emisiones de CO2.

Entre otras acciones a desarrollar también destacan la eliminación de toneladas de contaminantes orgánicos persistentes (COP) y de toneladas de mercurio, así como la prevención del uso de toneladas de COP por año, el aumento en los volúmenes de tratamiento de agua y mejoras en la gestión costera.

Asimismo, buscan identificar conjuntamente aquellas acciones, experiencias y soluciones concretas que pueden ofrecer valor añadido en ámbitos como la gestión integrada de cuencas hidrográficas, desarrollos tecnológicos para desalación y reutilización, o nuevos sistemas de irrigación y mejora de la red de infraestructura pública.

Articular respuestas conjuntas es primordial para asegurar un futuro más sostenible, seguro y resiliente. Cooperar nos hace menos vulnerables, hoy es una prioridad seguir trabajando, desde la cooperación regional, para reforzar el desarrollo de capacidades y la transferencia de conocimientos que aseguren la seguridad hídrica y la adaptación a los impactos del cambio climático en el Mediterráneo.

El Mar Mediterráneo cuenta con una costa de 46 mil kilómetros y de acuerdo con datos de la ONU, la población de los países costeros en las últimas cuatro décadas ha aumentado hasta llegar a 450 millones, cifra que se prevé tenga un crecimiento hasta los 600 millones para el año 2050.

Dicha presión urbanística junto con los crecientes impactos del cambio climático, incluida la erosión y la salinización de los deltas y acuíferos fluviales que sustentan los medios de vida y la seguridad alimentaria de la población, son sólo algunos de los problemas más importantes de la región.