En la COP27 se observó una demanda creciente por modelos alimentarios más sostenibles, aquí la agricultura regenerativa y los MABO (Modelos Alimentarios de Biocapacidad Orgánica), podrían desempeñar un papel fundamental.
En esencia, la agricultura regenerativa consiste en cultivar y criar en armonía con la naturaleza. Quienes la practican tienen una visión más amplia de su papel en el mundo, sobre todo en lo que respecta a los ciclos del suelo y los nutrientes.
Por el contrario, el sistema agrícola industrial que domina las cadenas de suministro de alimentos de Occidente incentiva prácticas que promueven la erosión del suelo a un ritmo de 10 a 100 veces mayor que su formación; la escorrentía de nutrientes y la proliferación de algas nocivas en los sistemas de agua dulce y costeros, y el monocultivo y otras amenazas a la biodiversidad local.
Datos de Naciones Unidas, muestran que más de un tercio de todas las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que se producen tienen alguna relación directa con la industria alimentaria, es decir, 13.700 millones de t CO₂ eq a nivel mundial.
Sin embargo, es necesario contar con las empresas del sector, como ejemplo tenemos a PepsiCo, quien en días pasados anunció una inversión plurianual de 216 millones de dólares en acuerdos de asociación estratégica a largo plazo con tres de las organizaciones de agricultores, Practical Farmers of Iowa (PFI), Soil and Water Outcomes Fund (SWOF) y la IL Corn Growers Association (ICGA).
La empresa trabajará junto a estas organizaciones para establecer y ampliar programas financieros, agronómicos y sociales que permitan la transición a prácticas de agricultura regenerativa a través de la educación, la inversión inicial en resultados, el asesoramiento entre pares y la creación de redes, así como el reparto de costes.
Esta inversión estratégica es esencial para apoyar a la comunidad agrícola a medida que realiza cambios destinados a asegurar los volúmenes de producción y mitigar los impactos del cambio climático, sin dejar de cultivar cosechas abundantes y de calidad para alimentar a la creciente población mundial.
Al proporcionar asistencia agronómica personalizada y de alta calidad a los agricultores que implementan nuevas prácticas, se les estará ayudando a reducir las emisiones y la pérdida de nutrientes, así como a disminuir parte del riesgo que supone para ellos probar una forma distinta de cultivar.
Por último, Daniel Madariaga Barrilado expresa que los MABO pueden complementar los esfuerzos de PepsiCo, PFI, SWOF y la ICGA mostrando como la agricultura regenerativa puede obtener mayores beneficios si se promueven prácticas agrícolas verdaderamente sostenibles, fomentando el consumo de alimentos orgánicos, el reciclaje de residuos orgánicos, la minimización del desperdicio alimentario y alejándose del Greenwashing.