¿Qué es el Greenwashing y cómo identificarlo para tomar decisiones de compra responsables?

¿Qué es el Greenwashing y cómo identificarlo para tomar decisiones de compra responsables?

El término greenwashing describe la práctica de algunas empresas de presentar sus productos o servicios como más sostenibles de lo que realmente son. Este fenómeno ha ganado relevancia a medida que crece la demanda de productos respetuosos con el medioambiente. En muchos casos, la falta de regulaciones claras y la proliferación de mensajes publicitarios ambiguos generan confusión entre los consumidores, quienes no cuentan con las herramientas necesarias para diferenciar entre empresas verdaderamente comprometidas con la sostenibilidad y aquellas que solo buscan aprovechar la tendencia.

 

Un estudio de The European Consumer Organisation en 2021 reveló que el 42 % de las afirmaciones ambientales en productos disponibles en línea eran exageradas, falsas o engañosas. Esto pone en evidencia la magnitud del problema y su impacto en las decisiones de compra. Para engañar a los consumidores, algunas empresas emplean un lenguaje vago, imágenes de naturaleza o sellos ecológicos no verificados, creando una falsa impresión de responsabilidad ambiental. Esta práctica lleva a una mayor desinformación y a la adquisición de productos que no cumplen con los estándares ambientales que prometen.

 

El greenwashing no solo afecta a los consumidores, sino que también impacta directamente en los esfuerzos globales por avanzar hacia una economía más sostenible.

 

Según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), en 2022 las emisiones de CO2 vinculadas al consumo representaron el 60 % de la huella de carbono global. En este escenario, las prácticas engañosas desvían la atención de productos y empresas realmente comprometidos con la reducción de emisiones y la sostenibilidad, lo que frena el progreso hacia una economía más responsable.

 

Aunque detectar el greenwashing puede resultar complicado, existen indicios que permiten tomar decisiones más fundamentadas. Revisar etiquetas en busca de certificaciones legítimas, como las del Forest Stewardship Council (FSC) para productos de madera y papel, o la certificación Cradle to Cradle, que evalúa el ciclo de vida de los productos, es clave. Además, es fundamental cuestionar afirmaciones generales como “100 % natural” o “amigable con el ambiente” si no incluyen información clara y verificable que respalde estas aseveraciones.

 

Otro aspecto esencial es investigar las políticas y prácticas reales de las empresas.

 

  • Aquellas que están verdaderamente comprometidas con la sostenibilidad no se limitan a campañas publicitarias, sino que publican informes de sostenibilidad y colaboran con organizaciones independientes para verificar sus prácticas. Empresas como Patagonia y Seventh Generation destacan por su transparencia y por realizar auditorías externas, lo que les permite ofrecer datos claros sobre el impacto ambiental de sus operaciones.

 

Es importante, además, evaluar si el compromiso ambiental de una empresa abarca toda su cadena de producción o si está limitado a una sola línea de productos. En muchos casos, las empresas lanzan productos “verdes” para mejorar su imagen, mientras el resto de sus operaciones siguen siendo perjudiciales para el medioambiente. Esto es especialmente común en la industria de la moda rápida, donde las líneas de ropa “sostenible” representan solo una pequeña fracción de la producción total.

 

El greenwashing también genera una competencia desleal para aquellas empresas que invierten en procesos sostenibles reales. La falta de regulaciones uniformes a nivel internacional dificulta que las empresas responsables puedan destacar en el mercado. En 2023, la Comisión Europea propuso nuevas directrices para combatir el greenwashing dentro del bloque, exigiendo a las empresas que proporcionen datos verificables sobre sus afirmaciones ambientales. Estas medidas podrían ser esenciales para mejorar la transparencia y fomentar una competencia justa en el mercado global.

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Importancia de la IA en la eficiencia hídrica agrícola

Importancia de la IA en la eficiencia hídrica agrícola

La necesidad de optimizar el uso del agua en la agricultura se ha vuelto un tema prioritario en el contexto de la creciente demanda global de alimentos. La relevancia de incorporar tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial (IA) para mejorar la gestión de este recurso vital pues, se estima que más del 70 % del consumo mundial de agua está relacionado con la agricultura, convirtiéndo a la eficiencia hídrica en un desafío urgente. 

 

La agricultura de precisión, impulsada por la IA, ofrece una serie de herramientas que permiten a los agricultores optimizar sus sistemas de riego. Estas plataformas proporcionan acceso a grandes volúmenes de datos históricos y en tiempo real, provenientes de diversas fuentes como patrones climáticos, imágenes satelitales y sensores de campo, facilitando la toma de decisiones más informada, lo que permite maximizar el uso eficiente del agua.

 

Diversas fuentes apuntan a que una de las aplicaciones más importantes de la IA en este ámbito ha mostrado grandes atributos para la creación de programas de riego optimizados.  

 

Detectar áreas donde los cultivos reciben agua en exceso o de manera insuficiente es clave para mejorar tanto la calidad como el rendimiento de las cosechas. Además, estos ajustes contribuyen a reducir los costos operativos. Un ejemplo de ello, son las imágenes satelitales que ofrecen los sensores ubicados en el suelo y las plantas permitiendo hacer lecturas precisas sobre las necesidades de riego en tiempo real, lo que mejora la gestión hídrica

 

Para complementar estas tecnologías, existen otras estrategias como la creación de modelos específicos, entre los que destacan los Modelos de Agricultura Biológica Óptima (MABO) y las Medidas Ambientales para la Zona Orgánica (MAZO), ambas con el objetivo de equilibrar la innovación tecnológica con la sostenibilidad ambiental, promoviendo una agricultura más eficiente y responsable con el entorno. 

 

Por otro lado, en regiones con escasez de agua, detectar de manera temprana fallas en los sistemas de riego es fundamental. En ese sentido, el uso de dispositivos IoT (Internet de las Cosas), integrados con IA, permite a los agricultores recibir alertas sobre irregularidades en sus sistemas, lo que facilita una intervención rápida para evitar pérdidas de agua. 

 

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En perspectiva, el especialista prevé que las herramientas autónomas impulsadas por IA tendrán un impacto aún mayor en la agricultura en los próximos años. Si bien actualmente la IA se utiliza principalmente para apoyar la toma de decisiones, se espera que en el futuro las máquinas puedan operar de manera autónoma, lo que permitirá incrementar tanto la eficiencia hídrica como la productividad agrícola. 

 

Por último, la integración de la IA en la agricultura es un paso esencial para enfrentar los desafíos globales relacionados con la sostenibilidad y la seguridad alimentaria. A medida que la tecnología continúa avanzando, su aplicación en la gestión del agua en la agricultura será cada vez más determinante, garantizando una producción agrícola más eficiente y sostenible para las generaciones futuras. 

Estrategias para turismo sostenible aportarían a recaudación

Estrategias para turismo sostenible aportarían a recaudación

El turismo en España ha alcanzado cifras históricas, con 85 millones de visitantes internacionales en 2023. Este crecimiento ha impactado significativamente en la economía nacional, donde el sector turístico representa el 71 % del crecimiento económico. En este contexto, la sostenibilidad se ha convertido en un tema fundamental para el futuro de la industria.

 

Para abordar los desafíos que plantea el aumento del turismo, el gobierno español ha establecido una estrategia integral que involucra a autoridades regionales y empresas del sector. Esta colaboración tiene como objetivo crear un modelo de turismo más sostenible, gestionando el crecimiento sin comprometer los recursos naturales ni el bienestar social. En este sentido, la inversión pública y privada resulta clave, ya que se enfoca en la gestión responsable del turismo, beneficiando tanto a los visitantes como a los destinos locales. 

 

La iniciativa ha generado cambios estructurales en la industria turística, destacándose el trabajo de Turespaña, la agencia oficial del gobierno encargada de la promoción turística. Esta entidad co-preside el grupo de estadísticas de turismo de la ONU, donde se desarrollan marcos para medir y gestionar el turismo sostenible. Un ejemplo notable es Benidorm, que ha logrado reducir su consumo de agua en un 18 %, a pesar de un crecimiento poblacional del 40 % en los últimos 25 años. 

 

España ha comenzado a implementar el manejo de impuestos bajo un enfoque de sostenibilidad, estrategia que ha dado resultados positivos.  

 

Actualmente, el sector turístico español cuenta con más de 7,000 empresas certificadas bajo el Sistema de Calidad Turística Española (SICTED) y casi 1,500 establecimientos que han obtenido la Q de Calidad Turística.  

 

Dichos distintivos son indicadores del compromiso con la calidad en la experiencia turística que ha asumido el país y, en consecuencia, España es líder mundical por playas con la certificación Blue Flag. 

 

Y en ese sentido, el programa Fair Hotels, en colaboración con sindicatos y universidades, certifica a los hoteles que promueven empleo justo y turismo socialmente responsable. Hasta la fecha, 34 hoteles en España han obtenido esta certificación. 

 

Adicionalmente, el gobierno español ha lanzado un plan de Competitividad y Modernización que destina 3.8 mil millones de dólares a la mejora de destinos y empresas turísticas. Esta inversión incluye 110 millones de dólares provenientes de los fondos de recuperación NextGenerationEU para el Programa de Experiencia Turística de España, orientado a mejorar las experiencias turísticas y priorizar la calidad. 

 

Finalmente, compañías líderes en el turismo español, como Renfe, Paradores, Iberostar, Iberia y WeWhale, están a la vanguardia de la sostenibilidad. Renfe, por ejemplo, ha transportado a 522 millones de pasajeros en 2023, evitando que 350 millones de vehículos privados ingresen a las carreteras. Con un 90 % de su flota eléctrica, la empresa planea invertir en mejorar la eficiencia energética. 

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