En los últimos años, la viticultura a nivel global ha experimentando un notable cambio con la adopción de la agricultura regenerativa, práctica emergente que está transformando la forma en la que se cultivan las viñas, generando aceptación en una industria que mueve más de 300,000 millones de dólares anualmente.
Desde la década de 1980, el concepto de agricultura regenerativa ha evolucionado para enfocarse en la restauración de la salud del suelo. La viticultura regenerativa, que se extiende de estas prácticas, tiene como objetivo mejorar la salud del suelo y mitigar el impacto del cambio climático. Aunque se basa en principios de sostenibilidad y prácticas orgánicas, se distingue más por los resultados obtenidos que por normas estrictas.
Históricamente, la industria vitivinícola ha dependido de fertilizantes sintéticos y monocultivos, prácticas que han degradado los suelos y contribuido a las emisiones de gases de efecto invernadero. Un estudio de 2014 advirtió que, bajo las tendencias actuales, solo quedan 60 años de suelo productivo, dado que se requieren 1000 años para regenerar 3 cm de suelo. En este contexto, la viticultura regenerativa emerge como una solución viable.
La industrialización de la viticultura ha exacerbado problemas como la pérdida de biodiversidad y la proliferación de monocultivos. En respuesta, muchas bodegas han comenzado a implementar prácticas regenerativas, tales como la plantación de árboles y setos, con el objetivo de restaurar la diversidad en sus viñedos.
La salud del suelo es un componente esencial de la viticultura regenerativa. El suelo proporciona nutrientes a las vides y actúa como reservorio de agua y carbono. Un incremento del 1 % en la materia orgánica del suelo puede permitir que este retenga aproximadamente 68,000 litros adicionales de agua por acre, lo cual es especialmente importante en un contexto de cambio climático y sequías crecientes.
Con la expansión de la viticultura regenerativa, la colaboración entre viticultores y organizaciones dedicadas a la certificación y promoción de estas prácticas se vuelve crucial. La Fundación de Viticultura Regenerativa y la Alianza Orgánica Regenerativa (ROA) son ejemplos de esfuerzos conjuntos para fomentar el conocimiento y la adopción de la viticultura regenerativa. En 2023, ROA certificó 6 millones de acres de viñedos, indicando un crecimiento significativo en la adopción de estas prácticas.
El sector vitivinícola, valorado en 300,000 millones de dólares, tiene la oportunidad de liderar el camino hacia una agricultura más sostenible pero solo a través de técnicas regenerativas, puntualizó el experto mexicano.