En los últimos años, diversos fenómenos globales como el cambio climático y sus efectos cada vez más visibles y graves, la pandemia de COVID-19 y el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania han cambiado la manera de concebir a las ciudades inteligentes.
Hasta 2019 se veía a las ciudades inteligentes como sitios completamente digitales, donde los sensores y datos facilitaban la vida de sus habitantes. Pero conforme se fueron desencadenando los sucesos ya mencionados, el paradigma fue cambiando y en la actualidad ya no basta que una ciudad se vuelva inteligente, además debe ser sostenible, resistente y segura.
Es así como surge la idea de un modelo 2.0 de ciudades inteligentes, las cuales indudablemente cumplirán con las cuatro características mencionadas.
¿Qué papel juega el Internet de las Cosas (IoT)?
Si se desea lograr un mundo beneficiado por las tecnologías conectadas, y que al mismo tiempo proteja todos aquellos lugares conectados, el Internet de las Cosas o Internet of Things (IoT) desempeñará un rol más que fundamental.
Las principales amenazas que enfrentan las ciudades inteligentes y demás lugares conectados son especialmente aquellas de tipo cibernético. La razón es que esta vez se verían seriamente afectados varios aspectos de la vida cotidiana, para los cuales eventos como un ataque cibernético pasarían inadvertidos en una ciudad “análoga”.
La tecnología se vuelve cada vez más fundamental en las ciudades para administrar áreas como el transporte público, limpia pública, alumbrado público, sistemas de videovigilancia, semáforos, servicios de emergencia, entre otras, que reflejan que, tanto gobiernos como empresas y hogares, se vuelcan cada vez más hacia la digitalización.
Se estima que la cantidad de dispositivos conectados a Internet aumentará considerablemente, al pasar de 8,400 millones que se registraron en 2017 a 75,000 millones para 2025. La automatización, la conectividad y la eficiencia son las principales bondades del IoT, con las cuales ha impulsado la economía y mejorado la vida de gran parte del planeta.
¿Cómo enfrentar el reto?
Conforme una ciudad digitaliza cada vez más aspectos de su vida, inevitablemente se vuelve un objetivo muy codiciado por los criminales cibernéticos. Esto se debe a la gran cantidad de información que sus sistemas almacenan, intercambian y procesan. Dentro de dicha información, es seguro que habrá datos confidenciales.
Por ello, organismos como el Centro Nacional de Seguridad Cibernética (NCSC) del Reino Unido apuestan por enfoques de resiliencia a escala. Es decir, desarrollar estándares para adelantarse al problema en lugar de buscar solucionarlo cuando ya se hizo presente, así como requisitos de seguridad de alto nivel que rijan las ciudades inteligentes de acuerdo con sus valores.
Asimismo, la educación en temas de tecnología es indispensable para que los usuarios sean conscientes de la importancia de proteger su información para que no sea vulnerada.