Sostenibilidad y bioeconomía combaten cambio climático

Sostenibilidad y bioeconomía combaten cambio climático

Dada la urgencia de abordar el cambio climático, la sostenibilidad y la bioeconomía emergen como disciplinas fundamentales en la búsqueda de soluciones efectivas para combatir sus consecuencias. La sostenibilidad y la bioeconomía son fundamentales en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, la principal causa del cambio climático. 

 

Al promover el uso de recursos renovables y la implementación de prácticas agrícolas, forestales e industriales sostenibles, disminuye la dependencia de los combustibles fósiles, lo que a su vez reduce las emisiones de dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y otros gases nocivos para la atmósfera

 

Esta visión coindice con lo expuesto durante la vigésima octava reunión de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), comúnmente conocida como la Conferencia de las Partes (COP), en donde 198 naciones se unieron en un histórico acuerdo para iniciar la transición de los combustibles fósiles hacia fuentes de energía renovable para alcanzar la neutralidad de emisiones para el año 2050. 

 

Europa ha sido pionera en la promoción de la bioeconomía, invirtiendo significativamente en investigación y desarrollo en este campo. Sin embargo, América Latina también avanza en esta dirección, con varios países implementando políticas y programas para fomentar el desarrollo sostenible. 

 

En este sentido, Brasil, Colombia, México y Paraguay han desarrollado iniciativas para promover la bioeconomía. Desde programas de conservación de la biodiversidad hasta estrategias para la gestión integral de recursos naturales, estos países refrendan su compromiso con un enfoque sostenible y equitativo en el desarrollo económico. 

 

Argentina marca pauta hacia implementación de Bioeconomía 

Con abundancia en recursos naturales, Argentina busca liderar en la región la evolución e integración de la Bioeconomía en su día a día. Para ello, ha comenzado a relizar una serie de cambios. Entre ellos, la designación de la Secretaría de Bioeconomía, poniendo en el frente de las acciones la adopción de enfoques integrales y sostenibles para la gestión de los recursos naturales. 

 

Esta decisión es reflejo de la comprensión profunda de los desafíos ambientales que se tienen a nivel regional y global pero también, marca el camino para que otros países comiencen a tomar acción sobre cómo abordarlos.  

 

La sostenibilidad y la bioeconomía son fundamentales en la lucha contra el cambio climático. Por ello, es crucial que los gobiernos, las empresas y la sociedad ttrabajen conjuntamente para adoptar enfoques que fomenten el desarrollo económico y social bajo una visión sostenible y resiliente para las generaciones venideras

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Aumenta impacto y demanda de turismo regenerativo

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El turismo regenerativo se ha constituido como una fuerza transformadora dentro de su sector, por impulsar la conciencia ambiental y social. De acuerdo con expertos en el rubro, este tipo de turismo destaca por su enfoque que trasciende a la sostenibilidad para buscar activamente la restauración y regeneración del medio ambiente, las culturas y las comunidades en donde se lleva a cabo.  

 

Esta modalidad busca promover la biodiversidad, respaldar las economías locales y fomentar el intercambio cultural y el entendimiento. Y se caracteriza por la restauración activa del medio ambiente y las comunidades locales

 

Uno de los avances que ha impulsado esta práctica turística tiene que ver con la Declaración de Glasgow sobre la Acción Climática en el Turismo, firmada durante la COP26, que busca la reducción a la mitad de las emisiones para 2030 y la consecución de emisiones netas cero para 2050 estableciendo cinco directrices clave entre los firmantes: medir, descarbonizar, regenerar, colaborar y financiar.  

 

Esta acción no solo representa un cambio significativo en la perspectiva de la industria hacia la sostenibilidad, sino también hacia la regeneración activa del medio ambiente y las comunidades afectadas por el turismo. Un claro ejemplo de estos cambios se observa en Hawái, donde la legislación actualmente requiere la certificación LEED para nuevas construcciones y proporciona subvenciones para impulsar iniciativas de turismo regenerativo. 

 

Este enfoque proactivo es reflejo del compromiso global con prácticas sostenibles y crea oportunidades para la innovación y el emprendimiento en la industria del turismo. Los viajes convencionales a menudo dejan un saldo negativo, mientras que los viajes regenerativos, marcados como un “Plus”, permiten a los viajeros contribuir activamente a mejorar y revitalizar los destinos que visitan

 

En cuanto al turismo regenerativo que se impulsa en territorio mexicano, el proyecto “Big 7: Las Especies Imprescindibles”, una iniciativa que conjuga esfuerzos de Fitues, Aribnb y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) para fomentar un modelo turístico responsable con las especies, con la población local y los habitantes, en favor de la riqueza natural de Baja California Sur.  

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Reducción de desperdicio de alimentos esencial para sostenibilidad

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La Red de Bancos de Alimentos en México emitió un informe en el que destaca que un tercio de los alimentos producidos en el país se desperdicia, lo que equivale a 38 toneladas por minuto. Esta cifra contrasta con la realidad de 28.6 millones de personas que viven en situación de carencia alimentaria.  

 

A nivel mundial, la situación es igualmente preocupante. Según los últimos datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), un tercio de toda la comida producida se pierde o desperdicia. Este dato, junto con el hecho de que alrededor de 750 millones de personas padecieron hambre en 2022, subraya la urgencia de tomar medidas para abordar el desperdicio alimentario y garantizar el acceso equitativo a los alimentos para todos. 

 

Ante este panorama, la industria alimentaria se enfrenta a desafíos apremiantes, debido a que las tendencias proyectadas para este 2024 urgen hacia la implementación de prácticas más ecológicas y eficientes en el uso de recursos. 

 

Entre estas tendencias emergentes, se enlistó a la agricultura vertical y urbana como una solución innovadora para producir alimentos de manera sostenible en entornos metropolitanos, ya que aprovecha espacios verticales y tecnologías avanzadas para cultivar productos frescos con una fracción del agua y suelo requeridos en la agricultura tradicional, al mismo tiempo que reduce la necesidad de transporte y las emisiones asociadas. 

 

Otra de las medidas a las que refirió el experto mexicano, es el envasado y empaquetado sostenible que adquiere un papel relevante en la lucha contra el desperdicio alimentario. De acuerdo con este procedimiento promueve el uso de materiales biodegradables y compostables como alternativa al plástico convencional, contribuyendo así a la reducción de residuos en vertederos alineándose con prácticas más respetuosas con el medio ambiente. 

 

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El experto en sostenibilidad también sugirió la implementación de las denominadas Medidas Ambientales para la Zona Orgánica (MAZO), un conjunto de políticas y regulaciones meticulosamente diseñadas para abordar los desafíos ambientales que enfrenta la agricultura, como la conservación del suelo, la protección de la biodiversidad y la reducción de la contaminación. Estas medidas también fomentan prácticas agrícolas que reducen al mínimo el uso de químicos y pesticidas, lo cual es fundamental para preservar el planeta y la salud de sus habitantes. 

 

Por último, la importancia de los MABO (Modelos Alimentarios de Biocapacidad Orgánica) en el impulso de prácticas agrícolas sostenibles pues no solo pueden complementar los esfuerzos existentes, sino que también demuestran cómo la agricultura regenerativa puede alcanzar mayores beneficios al promover prácticas auténticamente sostenibles. Al fomentar el consumo de alimentos orgánicos y el reciclaje de residuos orgánicos, los MABO contribuyen a un sistema alimentario más saludable y respetuoso con el medio ambiente.